Cómo Conservar el Jengibre por un Año: Fresco y Práctico

Conservar el jengibre es muy sencillo. Hoy te enseñaré cómo almacenarlo para que te dure hasta el próximo verano. Es una pena que la experiencia transmitida de generación en generación se haya ido perdiendo con el tiempo. Así que echemos un vistazo a estos métodos efectivos para mantener el jengibre fresco durante mucho tiempo.

El jengibre es un condimento esencial en nuestra cocina. Durante el otoño, su precio suele ser muy bajo, por lo que muchas personas tienen la costumbre de comprar grandes cantidades de una sola vez para almacenarlo. Sin embargo, debido a un almacenamiento inadecuado, el jengibre tiende a secarse, brotar o incluso pudrirse, lo que resulta en un gran desperdicio. Pero no te preocupes, existen varios trucos para conservar el jengibre de manera efectiva y prolongar su frescura por mucho tiempo.

Método 1: Conservación en arena

Cuando compres jengibre, es preferible elegir aquellos que tengan algo de tierra adherida. Cuanto más húmeda sea la tierra en la superficie, mejor, ya que esto indica que el jengibre es fresco y se conservará por más tiempo. Si el jengibre está demasiado limpio y sin restos de tierra, es posible que haya sido lavado, lo que facilita su descomposición.

En algunos lugares, las familias todavía cuentan con bodegas subterráneas donde se pueden almacenar los alimentos. Sin embargo, como muchas casas ya no tienen estas bodegas, podemos usar el método de conservación en arena, que es similar al almacenamiento en bodegas.

Para ello, podemos utilizar macetas, cajas de cartón o cajas de espuma. Primero, colocamos una capa de tierra en el fondo y enterramos el jengibre en ella. Es importante asegurarse de que el jengibre esté intacto; si hay piezas golpeadas o en mal estado, no deben almacenarse juntas. Se pueden hacer varias capas alternando tierra y jengibre hasta llenar el recipiente. Luego, colocamos la maceta o caja en un lugar fresco, bien ventilado y sin luz solar directa. Este es un factor clave para evitar que el jengibre se seque o se pudra.

En el pasado, muchas familias también utilizaban ceniza de madera para conservar el jengibre, ya que este método lo protege de la humedad y evita que se pudra. Si vives en un apartamento, puedes enterrar el jengibre en una maceta sin flores y extraerlo cuando lo necesites.

Método 2: Conservación en frascos de vidrio

Otro método efectivo es almacenar el jengibre en frascos de vidrio libres de agua y aceite. Es recomendable esterilizar los frascos previamente con licor de alta graduación o con calor.

El jengibre que se almacene de esta manera no debe lavarse, sino que es mejor dejarlo con algo de tierra. Se pueden colocar varias capas de jengibre dentro del frasco. Luego, se toma una servilleta de papel, se espolvorea un poco de bicarbonato de sodio sobre ella y se envuelve con otra servilleta. Esto ayuda a absorber la humedad y prevenir la formación de moho. Finalmente, sellamos bien el frasco y lo colocamos en un lugar fresco y ventilado, lejos de la luz directa del sol.

Si dentro del frasco hay exceso de humedad, las servilletas y el bicarbonato la absorberán. Además, el bicarbonato tiene un efecto alcalino que ayuda a inhibir la germinación del jengibre. Es importante revisar el frasco cada cierto tiempo y cambiar el bicarbonato cada 15 o 30 días para garantizar una mejor conservación.

Método 3: Conservación con papel de aluminio

Si solo deseas almacenar una pequeña cantidad de jengibre, el papel de aluminio es una excelente opción. Para esto, simplemente envuelve cada pieza de jengibre en papel de aluminio, asegurándote de cubrirlo completamente.

El papel de aluminio tiene una gran capacidad de aislamiento, lo que impide que el jengibre entre en contacto con la luz y el aire, reduciendo la pérdida de humedad. Luego, coloca el jengibre envuelto en un lugar fresco y ventilado dentro de la casa o, si tienes suficiente espacio, en el refrigerador. Este método permite que el jengibre conserve su frescura durante más tiempo y no ocupe demasiado espacio.

Método 4: Conservación congelada

Otra alternativa es limpiar bien el jengibre antes de almacenarlo. Para ello, se recomienda remojarlo en agua con bicarbonato de sodio durante unos minutos para eliminar impurezas. Luego, se cepilla con un cepillo de dientes o una esponja y se enjuaga con agua limpia.

Se puede cortar en rodajas finas o en tiras, según las preferencias de cocina. Las rodajas son ideales para hervir con carne o preparar guisos, mientras que las tiras pueden usarse para salteados o marinados. Después de cortarlo, se agrega un poco de aceite y se mezcla bien para formar una película protectora sobre el jengibre, lo que previene la pérdida de humedad y mantiene su frescura.

Luego, coloca las rodajas de jengibre en un recipiente hermético o en una bolsa con cierre. Guarda el recipiente en el congelador. La baja temperatura evitará que el jengibre se descomponga rápidamente, permitiendo conservarlo durante meses sin perder su sabor ni textura. Cuando necesites usarlo, simplemente saca la cantidad deseada y agrégala directamente a la comida.

Cada uno de estos métodos es fácil de aplicar y permite que el jengibre se conserve durante un largo tiempo sin perder sus propiedades. Así, podrás disfrutar de este ingrediente esencial en tu cocina sin preocuparte por su deterioro. ¡Prueba el método que mejor se adapte a tus necesidades y evita el desperdicio de jengibre!