Receta de Costillas de Cerdo Fritas Crujientes y Jugosas

Las costillas de cerdo fritas son un platillo muy popular durante las festividades, pero muchas personas cometen errores desde el primer paso al prepararlas. Esto puede hacer que las costillas queden demasiado secas o duras. Hoy te compartiré un método para que las costillas queden crujientes por fuera y tiernas por dentro.

Primero, debemos preparar costillas frescas. Es ideal elegir costillas que tengan una buena proporción de carne magra y grasa, ya que esto aportará un mejor sabor y evitará que se quemen fácilmente. Luego, cortamos las costillas en trozos pequeños de aproximadamente cinco centímetros. De esta manera, el plato final no solo se verá más presentable, sino que también tendrá un sabor delicioso.

A continuación, colocamos los trozos de costilla en un recipiente grande y agregamos un poco de sal y harina seca. Luego comenzamos a frotar las costillas. Este proceso ayuda a eliminar aserrín, impurezas, sangre y residuos de agua que puedan estar en la superficie. La grasa en las costillas puede atraer suciedad fácilmente, por lo que es importante limpiarlas bien para evitar un sabor desagradable. La harina actúa como un excelente absorbente, eliminando todas las impurezas adheridas.

La sal no solo aporta sabor, sino que también ayuda a desinfectar y esterilizar la carne. Después de frotar bien, notaremos que las costillas se ven más limpias y nuestras manos quedarán pegajosas por la grasa. En este punto, enjuagamos las costillas con agua, asegurándonos de eliminar toda la harina y la sal. Es recomendable enjuagar varias veces bajo el chorro de agua para garantizar una limpieza completa. Esta técnica es práctica y garantiza que las costillas queden listas para cocinarse de manera segura.

Una vez limpias, preparamos dos trozos de jengibre cortados en rodajas finas y luego en tiras, que se añadirán a las costillas. También cortamos un manojo de cebollines en trozos largos y los incorporamos. Luego, sazonamos con un poco más de sal, una pizca de azúcar, una cantidad adecuada de pimienta, dos cucharadas de salsa de soya ligera, una cucharada de vinagre blanco y media cucharada de vino blanco. Con las manos protegidas por guantes, mezclamos bien todos los ingredientes.

El jengibre y los cebollines ayudan a eliminar el olor fuerte de la carne y aportan un aroma agradable. El vinagre y el vino blanco no solo añaden sabor, sino que también suavizan la carne y eliminan el sabor fuerte, mejorando así su valor nutricional y el gusto final. Después de amasar la mezcla durante uno o dos minutos, tapamos el recipiente y dejamos marinar durante al menos 20 minutos.

Mientras tanto, batimos dos huevos en un bol y los mezclamos con una cucharada de harina, removiendo bien para evitar grumos y controlar la cantidad de agua en la mezcla. Luego, agregamos una cucharada de almidón y seguimos mezclando. Muchos se preguntan si es mejor usar harina o almidón. La mejor opción es usar ambos en una proporción de 1:1. Esta combinación proporciona una textura crujiente en el exterior y tierna en el interior. Además, evita que las costillas queden demasiado blandas o grasosas después de enfriarse.

Continuamos removiendo hasta obtener una mezcla suave y sin grumos. Luego, retiramos el jengibre y los cebollines del marinado, colocamos las costillas en un recipiente grande y vertemos la mezcla de harina y huevo sobre ellas. Mezclamos bien para que cada trozo de costilla quede completamente cubierto por la mezcla. Esto asegurará que, al freírse, se forme una capa crujiente en el exterior que mejorará el sabor y la textura.

Para freír, se recomienda usar aceites de buena calidad como aceite de camelia, oliva o maní. Si no se dispone de ellos, el aceite de colza, girasol o soya son opciones aceptables. Calentamos el aceite hasta que alcance entre un 60% y 70% de su temperatura máxima. Para comprobar si está listo, introducimos un palillo de madera; si se forman burbujas a su alrededor, es momento de añadir las costillas.

Colocamos los trozos de costilla en el aceite uno por uno para evitar que se peguen entre sí. Es importante que la temperatura del aceite sea alta en este momento para que las costillas no pierdan su rebozado. No las volteamos de inmediato; esperamos unos 30 segundos hasta que la capa exterior comience a fijarse, y entonces las giramos suavemente.

Luego, bajamos a fuego medio para que las costillas se cocinen bien por dentro y se doren uniformemente por fuera. Este proceso garantiza una textura ideal, logrando costillas doradas, crujientes y jugosas en su interior.

Siguiendo estos pasos, obtendrás unas costillas de cerdo fritas deliciosas, perfectas para cualquier ocasión especial. ¡Disfrútalas!